jueves, 26 de febrero de 2009

Alfred Jarry: Patafísico




Alfred Jarry

Los Minutos de Arena Memorial

- 1894 -



LA REGULARIDAD DE LA URNA


II


Presos

en el agua serena de granito gris

navegamos sobre la laguna doliente.

Nuestra góndola y sus luces de oro

lenta

duerme.

Dosel

de un cielo de ceniza finlandesa

adonde van a perderse lejos de las lúgubres orillas

aún no oscurecidas, pálidos fanales

nuestros

cirios.

Nave

cuya proa cae netamente a pique,

abate tus mástiles, tus velas, oscuras tramas;

deslízate sobre las olas marchitables

sin

remos.

Después

en el aire frío como el fondo de un pozo

el órgano nos arrullará con la guata de su fanfarria.

La vidriera, escudo, nos mostrará

su

faro.

Claro,

el vuelo de un alma flota en el aire:

cuerpos aéreos transparentes, blancas túnicas,

inquietantes miradas arrojadas

por las

esfinges.

Y

acribillándolo con un juego de tejo,

finos discos, brillad en el tejado gris de los limbos

lúgubres y de recuerdos difuntos,

azules

nimbos.

La

góndola espectro que hala

la muerte bajo los puentes de piedra en ojiva

iluminando su borda bordada

de-

riva.

Puestos

todos de pie en el fondo, dormidos,

elevamos nuestros ojos muertos a los arquitrabes

desde donde las campanas nos vierten sus

llantos

graves.





CANGREJO CORIFEO EN EL ACUARIUM

SUPERIOR



La voluta

De los encadenamientos

Se exhala como humo y huye lejos de los siete agujeros de mi flauta.

Oro rizado de los ocelados búhos, naciones

De las solitarias salsas meditando sobre los troncos

De los olmos deformes y el cobre lunar de las piedras,

En mi aliento formáis los címbalos de vuestros párpados

Y las baquetas para los dedos de la noche con el oro de vuestros ojos de bocachas.

Duplicada

En el horizonte la visión confusa

De las flexibles cortinas dan salida a las alas de los búhos.

Címbalos

Para los agujeros o los clavos de los dedos de gloria,

Las bocachas de sus ojos sobre nosotros

En el oro ocelado de su cabeza de copón.

Ocelará el búho

Su cornamusa

Con los abanicos de lágrimas doradas de su cuello.

La sueca guata en sus dedos lucha y cierra

Los poliedros de las órbitas de mi flauta.

La voluta

Del cuello del búho

Tamiza

El enjambre

Con la criba de las centellas

De los ojos nictálopes de sus alas

Torpes y ruidosas de desgraciados asesinos.

Ocelará el búho

Su cornamusa

Con los abanicos de lágrimas doradas de su cuello.

Ocelará el búho

Su cornamusa

Con las volutas

De los poliedros de las órbitas de mi flauta.





César-Anticristo

-1895-



RUIDO SUBTERRÁNEO



Magullando las glotis y las laringes de la quijada sin palacio

Rápido imprime el impresor.

Los cequíes tiemblan en los ejes de las ruedas del molino de viento,

Las hojas van a lo largo de los provocadores al viento.

La quijada del cráneo sin cerebro digiere el cerebro extranjero

El domingo sobre un túmulo al son de los pífanos y los tamboriles,

O los días extraordinarios en los sótanos de los palacios sin fin.

Desplegando y explicando, descerebrador,

Rápido imprime, imprime, el impresor.





Gestos y Opiniones del Doctor Faustroll, Patafísico

-1898-



DEL PEQUEÑO NÚMERO DE ELEGIDOS



A través del espacio laminado de los veintisiete pares,

Faustroll evocó hacia la tercera dimensión:

De Baudelaire, el Silencio de Edgar Poe, al tener la precaución de retraducir al griego la traducción de Baudelaire.

De Bergerac, el árbol precioso en el que se metamorfearon, en el país del sol, el rey ruiseñor y sus asuntos.

De Lucas, el calumniador que lleve a Cristo hacia un lugar elevado.

De Bloy, los negros cerdos de la Muerte, cortejo de la Novia.

De Coleridge, la ballesta del viejo marino y el esqueleto flotantes del barco, que, depositado en el as, fue criba sobre criba.

De Darien, las coronas de diamantes de las perforadoras del San Gotardo.

De Desbordes-Valmore, el pato que depositó el leñador a los pies de los niños y los cincuenta y tres árboles marcados en la cabeza.

De Elskamp, las liebres que, corriendo sobre las sábanas, se convirtieron en manos redondas y llevaron el universo esférico como un fruto.

De Florian, el billete de lotería de Scapin.

De las Mil y una Noches, el ojo saltado por la cola del caballo volador del tercer Kalender, hijo del rey.

De Grabbe, los trece compañeros sastres que mató, al alba, el barón Tual por orden del caballero de la orden pontifical del Mérito Civil y la servilleta que se anudó previamente alrededor del cuello.

De Kahn, uno de los sellos de oro de las celestes orfebrerías.

De Lautréamont, el escarabajo, hermoso como el temblor de las manos en el alcoholismo, que desaparecía en el horizonte.

De Maeterlinck, las luces que oyó la primera hermana ciega.

De Mallarmé, el virgen, el vivaz y el hermoso hoy.

De Mendès, el viento del norte que, soplando sobre el verde mar, mezclaba a su sal el sudor del galeote que remó hasta los ciento veinte años.

De la Odisea, la marcha alegre del irreprochable hijo de Peleas por la pradera de asfodelos.

De Péladan, el reflejo, en el espejo del escudo estañado por la ceniza de los antepasados, de la sacrílega matanza de los siete planetas.

De Rabelais, los cascabeles con los que danzaron los diablos durante la tempestad.

De Rachilde, Cleopatra.

De Régnier, la llanura ahumada en donde el centauro moderno estornudó.

De Rimbaud, los carámbanos arrojados por el viento de Dios a los charcos.

De Schwob, los animales escamosos que imitaba la blancura de las manos del leproso.

De Ubu Rey, la quinta letra de la primera palabra del primer acto.

De Verhaeren, la cruz hecha por la pala en las cuatro fuentes de los horizontes.

De Verlaine, las voces asíntotas a la muerte.

De Verne, las dos leguas y media de corteza terrestre.

Sin embargo, René-Isidore Panmuphle, alguacil, comenzaba a leer el manuscrito de Faustroll en medio de una oscuridad profunda, evocando la tinta trasparente de sulfato de quinina para los invisibles rayos infrarrojos de un espectro encerrado en cuanto a sus otros colores en una caja opaca; hasta que fue interrumpido por la prensentación del tercer viajero.





LA LANGOSTA Y LA LATA DE CORNED-BEEF QUE LLEVABA EL DOCTOR FAUSTROLL EN BANDOLERA



FÁBULA


A A.-F. Hérod.


Una lata de corned-beef, colgada como unos gemelos,

Vio pasar a una langosta que se le parecía fraternalmente.

Iba ésta acorazada de un duro caparazón

Sobre el cual estaba escrito que el interior, como la lata, carecía de espinas,

(Boneless and economical);

Y bajo la cola replegada

Probablemente ocultaba una llave para abrirla.

Enamorado de repente, el corned-beef sedentario

Declaró a la pequeña lata de conserva viva automóvil

Que si consentía en aclimatarse

Cerca de él, en los terrestres escaparates,

Sería condecorada con muchas medallas de oro.



Ubu en la Colina

-1906-



FRANCIA REÚNE PARA NOSOTROS TODOS LOS ATRACTIVOS



Francia reúne para nosotros todos los atractivos:

Hace calor en verano, en invierno hace fresco,

Las instituciones están expuestas en escaparates:

Se prohíbe tocar al clero, a la marina,

Al centro inmaculado de los guardianes de la paz,

A la penosa tarea de los burócratas ocupados.

La experiencia de mi garrote hace que me decida

A creer que en efecto todo esto no es tan sólido

Y que no sabríamos demasiado poner entre algodones

A las finanzas, a la magistratura y al ejército,

Frágiles bibelots que hacen polvo mi bastón.

La edad de oro aún brilla, más dorada que natural:

Un perspicaz sufragio nombra a los diputados

Cuyos programas son en todo momento ejecutados;

Y como si el Padre Ubu lo hubiera construido

El carro del estado tiene el mismo sistema.

Francia es el país de las letras y de las artes:

El número de éstas se eleva hasta «cuatro»:

También se llama el país de las 4 – z Artes,

Un antiguo cabaret muy célebre en Montmartre.



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